El conde Drácula viaja en tren. Lo veo subirse cada mañana a las siete y treinta y cinco en la estación de Zarzaquemada. Ya no lleva capa ni le tiene miedo al sol pero sigue chupando la energía de almas inocentes. Viste traje oscuro de ejecutivo jasp, lleva el pelo engominado y una sonrisa de medio lado imposible de resistir. Con su mirada sensual, magnética, te invita a tomar asiento y si por un instante la cruzas con la suya estás perdida para siempre… Todas las mañanas busco al conde Drácula como una adicta su dosis.
viernes, 9 de marzo de 2012
Drácula en el Cercanías
El conde Drácula viaja en tren. Lo veo subirse cada mañana a las siete y treinta y cinco en la estación de Zarzaquemada. Ya no lleva capa ni le tiene miedo al sol pero sigue chupando la energía de almas inocentes. Viste traje oscuro de ejecutivo jasp, lleva el pelo engominado y una sonrisa de medio lado imposible de resistir. Con su mirada sensual, magnética, te invita a tomar asiento y si por un instante la cruzas con la suya estás perdida para siempre… Todas las mañanas busco al conde Drácula como una adicta su dosis.
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3 comentarios:
Sara, este moderno Dracula parece que no busca victimas si no que se las debe quitar de encima. Me ha gustado esta nueva visión del conde.
Un abrazo fuerte.
Vampiros hoy, siempre...muy buen texto.
Un abrazo.
No sé, pero me atrae este Dracula, por lo menos como tú lo muestras.
Besitos
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