Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo. La esconderé para que no me la quiten los otros. No me importa que esté azul y fría y ya no diga mamá. Me la encontré rebuscando comida y de tan contenta que estoy hasta se me quitó el hambre. Lo dice el señor cura cuando viene, con su pañuelo en la boca para taparse las ansias, que hay que tener fe y rezar. Sobre todo en esta época. Mi papá no se lo cree mucho pero yo anoche pedí mi deseo y mira. Mi muñeca bebecita, tan linda, envuelta en su mantita, dentro de su bolsita de basura.
4 comentarios:
Ay, qué cosa más horrible :'( lo peor es la cantidad de veces que esto ocurre, bueno, lo de que la recojan como juguete no... ¿no olía fatal?
Un abrazo
Sara Que triste pero esta es la realidad. Besos. Almu "tu prima"
Brutal, pero como siempre contado con tus palabras que consigues darle ternura a lo más duro.
Saludillos
Es dura la miseria y real, tal y como la retratas.
Besitos
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