Una vez alguien le dijo que los niños crecen mientras duermen. Todas las noches luchaba contra el sueño hasta caer rendida. La madre ya no sabía qué hacer. Le leía cuentos, le cantaba nanas, la acariciaba despacito y le mesaba el cabello. Le susurraba al oído tratando de convencerla. Pero ella no quería cerrar los ojos. Se pasaba el día esperando este momento y no quería que acabara. Además, intuía que si crecía, su mamá ya no le leería cuentos, ni le cantaría nanas, ni la acariciaría despacito ni le mesaría el cabello. Su papá es mayor y a él nunca se lo hace.
5 comentarios:
JEJEEEEE, ¡ojalá contianuáramos siendo niños en algunas cosas!
Muchas veces se nos hace cuesta arriba ver cómo los años van pasando y se va acercando el final.
En el caso de los niños el crecer les conduce a abandonar al etapa de la inocencia y entrar de lleno en un mundo en el que abundan los engaños, la hipocresía, el desdén...
No hay que ver nada más a los padres de la niña. Hace tiempo que perdieron su inocencia y el cariño es algo de lo que ya ni se acuerdan.
Besos
Sencillamente precioso. Una manera de convencerla es que cuando crecemos ya no nos cuentan cuentos pero podemos leerlos nosotros. Ya se que no es lo mismo pero... el que no se consuela es porque no quiere
Saludillos
En ese miedo a crecer me he reconocido yo también, recuerdo que antes de mi cumpleaños yo tampoco quería cumplir nueve años. Yo le diría a esa niña que se puede crecer sin dejar de ser niño. Al menos un poco de niña me queda a mí y me gusta refugiarme de vez en cuando en ella. Bonito cuento, Sara.
besos
Me ha recordado a la película el "Tambor de hojalata", con ese niño que no quería crecer...
¡Qué bueno, Sara!.
Un abrazo.
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