martes, 19 de abril de 2011

El duende de la casa de fieras

Me gustaría poder colgar cosas más a menudo pero últimamente estoy muy liada. Prometo ponerme a la tarea en breve. De momento para abrir boca os dejo este cuentito que escribí para el Blog Mis fotos de Madrid, de Miguel Molina hace ya algún tiempo.
Espero que os guste. Yo me voy de vacaciones, así que hasta la semana que viene.
Besitos para todos.


EL DUENDE DE LA CASA DE FIERAS




Soy un duende enamorado de un hada adolescente... Vivo eternamente sentado sobre esta jaula que antaño guardaba a un león. Tengo una flauta mágica que nadie escucha y un gorro verde y puntiagudo a juego con mi jubón y mis calzas. Mis ojillos chispeantes parecen no posarse sobre ningún sitio en concreto mientras que una sonrisa burlona permanece impávida en mi cara.

Mi nombre... ¡qué importa mi nombre! No recuerdo cuando nací ni cuando llegué aquí. Hubo un tiempo en que no estaba tan solo. A mi alrededor había exóticos animales para los que yo actuaba cada noche y cada día atraía las mismas miradas curiosas que mi felino compañero. De ese tiempo ya casi no guardo recuerdo. Ahora solo estoy yo, permanente guardián de unas jaulas vacías. Pero desde hace un tiempo ya no soy el mismo, tengo un anhelo imposible: soy un duende enamorado de un hada. De todos es sabido que hadas y duendes son enemigos irreconciliables. Pero por más que intento explicarle que yo no soy así, ella no quiere escucharme.


Todas las mañanas la veo pasar. Camina despacio, casi siempre remoloneando con ojos soñolientos. Siempre va arrastrando un extraño objeto tras de sí, sus tesoros pienso yo. Y siempre parece aminorar el paso a mi altura y me mira de reojo. Estoy seguro de que me mira de reojo. Yo toco mi melodía para ella, sólo para ella y procuro dejar que vea mi sonrisa afable. Pero inmediatamente gira la cara y aprieta el paso hasta que desaparece tras el foso de los monos. Y aquí me quedo yo, sólo de nuevo, esperando que el día siguiente me traiga una nueva oportunidad de demostrarle mi amor incondicional.


La primera vez que la vi casi me caigo de lo alto de mi atalaya. No me podía explicar cómo esa pequeña hada me había hecho perder así la compostura. De repente estaba ahí parada contemplándome fijamente con sus ojos azules y su pelo claro y rizado. Se plantó delante de mí con su halo de dulzura y sin un atisbo del miedo que debería haberme demostrado. Creo que hasta casi me sonrió. Aunque intenté lanzarle mi mirada más maléfica, no pude.


De repente pareció perder el interés y siguió su camino. Me dejó con aquel desconcierto, que pronto se convirtió en un malestar extraño en mi pecho de piedra. Desde entonces, yo que soy amante de la noche por naturaleza, no veo el momento de que llegue el alba y con ella mi hada. Sin embargo, hasta ahora sólo he conseguido algunas miradas de reojo y su dolorosa indiferencia.


Cuanto más crece mi angustia por bajarme de mi altar, por tocarla y declararle mis locos sentimientos más parece ella rehuirme y más frías y distantes parecen sus miradas de soslayo. Desesperado, esta mañana he probado a sonreírle abiertamente. Lo único que he conseguido es que saliera corriendo. Estoy desolado, creo que no me quiere...

Paula llegó jadeante a la salida del Retiro. Se juró que a partir de ahora se levantaría más temprano. O eso o llegaría tarde a clase. Pero por mucho que acortara pasando por la Casa de Fieras no volvería a pasar delante de ese duende tan inquietante. Si hasta juraría que hoy la ha sonreído maliciosamente e incluso ha visto un brillo perverso en sus ojillos achinados.

5 comentarios:

Maite dijo...

Bonito cuento que acompaña a la perfeccióna la fotografía, o viceversa ;)
Un abrazo

Miguel Ángel de Móstoles dijo...

¡Qué cuento más bonito!

Me imagino contándoselo a un niño antes de dormir. Seguro que luego sueña con el duend, que juega con él.

¡Qué disfruteis de las minivacaciones!

Dyhego dijo...

Los sátiros pueden ser muy perversos.
Salu2 bienversos.

Pedro Alonso Da Silva dijo...

Precioso cuento de un amor incomprendido. Un abrazo.

Sara Nieto dijo...

Maite, Miguel Ángel, Dhyego, Pedro Alonso.

Mil gracias por pasaros por aquí. Perdón por no manifestarme antes. Me han pillado las vacaciones de Semana Santa y luego en puente de mayo por medio y estoy muy dispersa. A ver si retomo mis obligaciones para con mis sufridos seguidores.

Besitos a todos y me alegro infinitamente de que os guste mi cuentecillo.