Espantando palomas
Un vuelo de palomas anticipaba siempre su llegada.
Al percibirlo, él sonreía levemente y sentía un brinquito en el corazón. Luego, despacio, dejaba lo que estuviera haciendo y, simplemente, esperaba. Poco a poco se le llenaba la casa de palomas que se iban posando aquí y allá desbaratando alegremente el orden sereno que habitaba su hogar. Entonces, ella aparecía de la nada.
-Esta vez has tardado –decía él disfrazando de reproche su alegría.
-Estuve muy ocupada haciendo nada –contestaba siempre ella con una sonrisa radiante.
Después se miraban, se oteaban en silencio, como abrazándose con la mirada, y arrullados por un ulular de palomas, se acomodaban en ese espacio irreal al que pertenecían. Él le contaba su vida sencilla y, de vez en cuando, ella reía con una risa de ángel que espantaba a las palomas. Luego, hacían el amor con palabras, con sus alientos, con sus miradas,… como aprendieron a hacer cuando supieron que jamás podrían tocarse.
Sólo una vez le preguntó de dónde venía, si era un espectro, algún fantasma extraviado o simplemente un ser de otra dimensión. Ella cayó entonces en un prolongado silencio lleno de presagios y palabras inefables. Él no volvió a preguntar.
-Mi querido misterio leve… –solía susurrarle al oído.
Así se la pasaban, amándose y platicando, hasta que de pronto las palomas volvían a espantarse y, volando despavoridas, desaparecían por puertas y ventanas anunciando un adiós. Sin apenas tiempo de decir te amo, ella se evaporaba en el aire.
A veces, días después, él todavía encontraba palomas al abrir un cajón o una alacena, y sonreía de nuevo con el corazón contento. Entonces, abría el armario de sus secretos, sacaba las alas y les pasaba el cepillito acicalándolas suavemente, con dedicación. Las alas a las que renunció hacía ya tantos años para así poder vivir la vida como un hombre.
Kum*
Un ángel pasó
Apenas comenzó a crecer en el vientre materno un tenue sonido de campanillas empezó a oírse. Primero lo oyó él. En el silencio de la noche buscaba intrigado de dónde procedía el dichoso ruidito hasta que se dio cuenta de que venía de la barriga de ella. El sonido aumentaba cuando la madre comía chocolate o dulces. Y cuando se tumbaba al sol y dejaba que los rayos acariciasen su panza, ésta emitía unos suaves acordes cristalinos. Sin duda, era un bebé especial. “Nos traerá suerte, este niño es un ángel”, decía ella convencida. Él la miraba escéptico y aterrado al tiempo.
Llegó el día en que el bebé musical decidió salir al mundo. El padre primerizo y nervioso condujo aprisa hacia el hospital hasta que un coche en dirección contraria cambió el desenlace.
En la sala de espera, maltrecho y ansioso, aguardaba la sentencia. “Buenas noticias, su mujer se recuperará. Ha sido un milagro que…” Antes de que el médico pudiera terminar la frase un tenue pero claro sonido de campanillas inundó la estancia y poco a poco fue elevándose hasta perderse a través de una ventana.
16 comentarios:
Sin duda estos dos cuentos habitan el mismo universo. Y el universo es, por cierto, sabio y travieso. De una forma u otra, estos seres sutiles se vinieron a encontrar... como debe ser.
Mi querida Sara, te dejo aquí mi sombrero. Hoy, llenito de magia.
Gracias por desempolvar mis palomas.
Besos payasos.
Precioso encuentro, desde luego. Afortunados aquellos que tuvieron la suerte de presenciarlo. Un abrazo fuerte para los dos.
Dichosos los que tuvieron la fortuna de encontrarse cara a cara, los que no, pues continuaremos compartiendo las palabras.
Brindo por vuestra felicidad.
Abarco a ambos en un abrazo.
La verdad es que los dos cuentos son del mismo material sensible.
Estuvo muy bien conocerte y conocer al resto.
Tras esa experiencia, estoy más vivo.
Besos.
Lo increíble fue real y maravilloso
Conoceros, vuestros relatos, magia y complicidad.
Abrazos enormes y un abrazo especial a quienes no estuvieron y echamos tanto de menos...
No sé si recuerdas que la palabra que puse en tu joyero fue GENIAL.
Así ha sido el sábado. Un día lleno de magia y personas encantadoras.
Vendrán más días y más conversaciones para que no quede nada pendiente.
Abrazos fuertes
Fue un día estupendo. Lo malo de una mesa tan larga es que no puedes hablar con todo el mundo. En la próxima, seguro. Un abrazo.
Kum*: Sombrero recogido. Me lo pondré hoy a ver si me trae suerte.
Pedro: Un abrazo fuerte para tí también. Una pena que no pudieras estar. A la próxima espero verte por allí.
Patricia: Nos acordamos todos mucho de tí. Así que de una forma u otra estuviste allí con nosotros. Sigamos manteniendo la esperanza y algún día se producirá el encuentro. Hasta entonces nos tenemos aquí siempre. Besitos
Torcuato: Yo también Tor, también estoy más viva ahora que las palabras de la pantalla han tomado cuerpo. Un placer conocerte. Besitos fuertes.
Anita: De nuevo te envío abrazos y besos. Y gracias por colaborar tan activamente a que esto se hiciera realidad.
Su: Si, lo recuerdo. Y el sábado pude comprobar el verdadero significado de la palabra. Fue verdaderamente genial conocer a tanta gente estupenda, entre ellos tú.
Manu: No pudimos hablar demasiado pero mira, lo podemos tomar como excusa para terminar de conocernos todos en la próxima.
Besos
A todos un abrazo muy especial. Nos leemos.
Bueno, increiblemente no tenía enlazado tu blog. Ahora ya estás. Abrazos,
P
bien.
Sara, fue un placer conocerte, a tí y a tu blog que a partir de ahora visitareá a menudo y con cuidado de no pisar ninguna pluma de ángel.
Sólo por ver tu cara de felicidad al día siguiente mereció la pena.
Besos
Pablo Gonz: Bienvenido a mi humilde club de seguidores. Un honor para mí. Por cierto ya he devorado tu libro. Hay verdaderas joyas dentro.
Dhyego: Gracias
Enmalestado: el placer fue mutuo. Espero que no te tropieces con plumas. Intentaré meter otras cosas también y hacerlo más a menudo. Estoy segura de que hay un duende que me roba las horas. Mis días no pueden tener 24, que no.
Miguel: Sólo por ver tu cara de felicidad al ver la mía mereció la pena también. Besos.
Qué suerte tuviste con el micro tuneado. ¡Está claro que Kum* es un artista!
Me alegró conocerte el sábado. Sinceramente no te tenía muy localizada, pero ahora no te quito el ojo ;)
Un beso :)
Igualmente te digo, Acuática. Yo os tenía a todos como en una nebulosa pero ya os tengo bien situados y a tí cómo no.
Besitos
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